Justin Bieber, Sofía Vergara, Kendall Jenner, Paula Echevarría o la conocida 'influencer' Dulceida son tan solo algunos de los famosos que ya se han dejado conquistar por el hinchable del verano: el enorme y carismático flamenco rosa. Se trata de una criatura de dos metros nacida para Instagram y perfecta para cualquier superficie acuática, que ha hecho furor junto a todo un equipo de flotadores gigantes. Hay unicornios, porciones de pizza, cisnes, donuts e incluso 'emojis'. El modelo es lo de menos.

Las redes sociales echan humo: nadie quiere quedarse sin el hinchable más 'cool' de todos los tiempos. 'Instagramers' de todo el mundo han contribuido a extender la "fiebre del flamenco" y no son pocos los universitarios que celebraron el final de las clases subidos a un unicornio flotante de, efectivamente, dos metros.

Se pueden conseguir ejemplares de estos flotadores en webs como Flamingueo, Westing o Amazon pero el clásico, y el más deseado, continúa siendo el flamenco rosa, más conocido como 'flamingo'.

Aunque hay varios modelos de flamenco, las celebridades se debaten entre dos de ellos: uno más recatado, sin alas y de color más vico, como el que lucía Justin Bieber desde su Instagram; o el de dos metros, con alas inclusidas, en el que descansaba Paula Echevarría mientras se disparaban los rumores sobre su vida privada.

Hasta la celebridad canina más estilosa, 'Doug the Pug', un 'instagramer' de cuatro patas con casi tres millones de seguidores, se ha subido al carro de estos flotadores de moda y posa muy contento sobre un unicornio hinchable. Al flotador han decidido llamarlo "Pugicorn", haciendo un previsible pero aceptable juego de palabras con la raza, Pug, de este 'influencer' perruno tan adorable.

Con nombre o sin nombre, con alas o sin ellas el 'flamingo' ha enamorado a todo 'instagramer', 'influencer' o 'blogger' que se precie. La estrella de la piscina este año no será el bañador y tampoco el bikini. Las prendas y accesorios más 'trendy' le han cedido definitivamente el paso al flotador más deseado.

Deborah P. Marrodán