Vanesa Aibar en La Fundición

La danza libre de Vanesa Aibar

  • La bailarina y coreógrafa jiennense, que anoche presentó su pieza ‘Áspid’ en el Teatro La Fundición, es la reciente ganadora del Premio Max al Mejor Espectáculo de Danza por su trabajo ‘La reina del metal’

Vanesa Aibar y José Torres, protagonistas de 'Áspid', en el escenario de La Fundición.

Vanesa Aibar y José Torres, protagonistas de 'Áspid', en el escenario de La Fundición. / Carlos Bonilla

Anoche, en una única función, Vanesa Aibar presentó en el Teatro La Fundición su espectáculo Áspid. Era su primera aparición tras haber conseguido el pasado lunes, en una gala celebrada este año en Cádiz, el Premio Max al Mejor Espectáculo de Danza. Un triunfo para la danza andaluza y, especialmente, para Jaén ya que el bailarín y coreógrafo de Vilches, Mario Bermúdez (Marcat Danza), se alzó también con el Max al Mejor Intérprete Masculino de Danza.

Aspid, premiada en 2020 por la Asociación de Profesionales de Danza de Andalucía, es una versión realizada para espacios no convencionales del espectáculo Sierpe, estrenado en 2019 en la Bienal de los Países Bajos.

En ambos, Aibar reflexiona sobre la feminidad a partir de la simbología que, a lo largo de la historia, ha relacionado a la mujer con la serpiente. En Áspid, concretamente, lo hace mediante la fórmula que más le gusta y que mejor domina: el dúo interactivo entre música y movimiento.

Su danza, en efecto, afronta aquí -como en casi todos sus trabajos- un diálogo libre y sin concesiones con la música, en esta ocasión obra de José Torres, un guitarrista y compositor tan amante de la experimentación como ella misma, autor de una partitura donde se mezclan sonidos experimentales y ritmos clásicos flamencos como el Vito o la seguiriya.

Con la ayuda de un original vestuario -una pesadísima bata de cola hecha con cables que la atrae a la tierra o una enormísima pamela¬ que cubre parte de su cuerpo-, Aibar va mostrando todas las facetas de esa poderosa mujer sierpe que, al final, tras un voluptuoso asedio, encontrará la manera de fundirse con el hombre y con su música.

Aibar, formada inicialmente en danza española y flamenco, desarrolló pronto una gran inquietud por el movimiento en todas sus manifestaciones. Un hecho al que no es ajena la lesión neurológica que sufrió de niña, con sus largas sesiones de rehabilitación, ni su actual diplomatura en fisioterapia.

Un bagaje que la ha llevado a desarrollar un lenguaje propio en el que se mezclan de forma natural los ritmos flamencos y la libertad absoluta de la danza contemporánea.

Su enorme versatilidad y su ansia de experimentación le han permitido colaborar con artistas de diferentes géneros, desde Carmen Linares y Mayte Martín a Juan Carlos Lérida o la compañía sevillana Danza Mobile, así como crear piezas de diferentes formatos: espectáculos como EviscerArte, Liminal o Sierpe; piezas cortas como Mujer en Azul o incluso vídeocreaciones, como el vídeo realizado en la sevillana Fábrica de Artillería que dio origen a La reina del metal.

Este último trabajo, merecedor como se ha dicho del Premio Max, es también un diálogo, iniciado durante la pandemia y perfilado luego en varias residencias artísticas, entre el cuerpo de la bailarina y los sonidos creados por el percusionista castellonense afincado en Holanda Enric Monfort.

Frente a sus obras anteriores, y a pesar de tener solo dos protagonistas, La reina del metal es un espectáculo de gran formato en el que han colaborado de manera decisiva la iluminación de Cube y las esculturas contemporáneas de Susana Guerrero, todas ellas realizadas en hierro doblado y soldado.

Una singular creación que habrá que esperar ya a la próxima temporada para verla en esta ciudad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios