Calle Rioja

Francisco Correal

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Arquitectura de tiempo por las calles del barrio

Vivencias. Con los acordes de la Banda de Tejera, la Reina de Todos los Santos cruzó la Alameda que une los dos pulmones del casco antiguo. Una procesión de Gloria llena de gente y recuerdos

La Reina de Todos los Santos en su procesión

La Reina de Todos los Santos en su procesión / Juan Carlos Muñoz

Sonaron Vivaldi, Beethoven y Händel. No era el teatro de la Maestranza, sino la parroquia de Omnium Sanctorum, que celebraba la solemne función de la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora Reina de Todos los Santos. También se oyeron los versos de Santa Teresa de Jesús, “nada te turbe, nada te espante / quien a Dios tiene nada le falta” con música de Berthier, y ‘La Misión’ de Ennio Morricone en versión del director de la Coral de San Agustín, Miguel Ángel Rodríguez Villacorta.

Como era domingo 5 de noviembre, el cura oficiante, el párroco Pedro Juan Álvarez Barrera, recordó dos efemérides de esa fecha. Un 5 de noviembre de 1815 la Reina de Todos los Santos visitó la Cárcel Real para mitigar el dolor y el cautiverio de los reclusos; un 5 de noviembre de 1982, con Leopoldo Calvo-Sotelo de presidente en funciones tras el triunfo del sevillano Felipe González Márquez en las elecciones, el Papa Juan Pablo II beatificaba en la calle del Infierno a Sor Ángela de la Cruz.

“Al escuchar esas fechas me he acordado de ti”, me dice en voz baja David, hermano de Todos los Santos y también del Gran Poder. Sabe de mi afición a las conmemoraciones y le recuerdo sin elevar el tono una fundamental: este mismo domingo se cumplían sesenta años de la muerte de Luis Cernuda, epílogo mexicano del sevillano de la calle Acetres que escribía en ‘Ocnos’, texto ‘La eternidad’: “Poseía cuando niño una fe ciega religiosa. Quería obrar bien, mas no porque esperase un premio o temiese un castigo, sino por instinto de seguir un orden bello establecido por Dios, en el cual la irrupción del mal era tanto un pecado como una disonancia”.

“¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?”, se pregunta Cernuda en ese libro que mentalmente apunta David mientras coloca los enseres de la celebración. ¿Cuántos cabrán en esos niños que al principio de la función han entrado por la nave central con atuendo de monaguillos? ¿Y cuántos en la niña que todavía llevarán dentro las cuatro mujeres, algunas muy muy mayores, que ocupan la primera fila de la nave del Evangelio?

La procesión sale a las seis de la tarde por las calles del barrio. El recorrido va a ser un ‘Ocnos’ sentimental de recuerdos. En las horas de estos niños caben varios siglos. El siglo XIII en el que se fundó la parroquia (en la misa, abuelo de uno de los confirmandos, estaba Manuel González Jiménez, el biógrafo de Fernando III, el rey que erigió el templo en la antigua mezquita); el siglo XVI en el que se funda la hermandad sacramental (1535) y del que data la talla de la Reina de Todos los Santos (1554); el siglo XVII en el que pasa a ser hermandad de Gloria, la penúltima antes del Amparo de la Magdalena que completa el ciclo procesional de 2023.

Ya han puesto las bombillas del alumbrado navideño en la calle Feria, pero la primera iluminación es la de los cirios de los hermanos que acompañan a su Virgen, que sale por el arco ojival de la iglesia mudéjar a los acordes de la banda de Tejera, la del vecindario. Van tres sevillanos que han cumplido las bodas de oro como hermanos: Luis Núñez, toda una vida dedicada a los electrodomésticos; Fernando Beato, comercial de las máquinas de escribir Hispano-Olivetti, y José Manuel Baquero, alias El Pájaro, músico de Arte-Factum.

Fernando Salazar conoce con su cámara los mejores rincones. Fernando Gabardón de la Banda lleva siempre un libro en la mano: esta vez es uno de Luis Landero. Los balcones ya se preparan para el invierno. La calle Relator está llena de las cerámicas de Francisco García Chaparro. El Pasaje González de Quijano lleva el nombre de un guipuzcoano de Guetaria, paisano de Elcano. Tiene por la noche cancelas que dan a Relator y Peris Mencheta. No se pierde detalle el arquitecto Honorio Aguilar. Trabaja con los espacios, pero asiste asombrado a esta muestra de la arquitectura del tiempo. Es un callejón donde viven familias cuyas necesidades conocen bien las hermanas de la Cruz. En el salón de una de las viviendas hay una foto con dos religiosas de Ángela Guerrero. Retoma por la calle Peris Mencheta, el periodista que dirigió El Noticiero Sevillano. Plaza de la Mata, último reducto de los decadentes vestigios de las mancebías. La historia cuenta que un grupo de prostitutas salvaron de la destrucción a la Virgen de Todos los Santos en pleno furor iconoclasta del 36. El Evangelio les reserva un lugar destacado en el paraíso.

La calle Belén conecta con el ensanche de la Alameda de Hércules. Lumbreras. Nombre de una calle-arteria y la palabra que más veces se repite en las primeras páginas del Génesis. Allí estaba Casa Eulogio, el bar de mis suegros. Los costaleros giran por la calle Becas, con la torre de don Fadrique iluminada. Es la primera procesión a la que faltan dos vecinos que se fueron, María la bética y Pepe el anticuario. Leve incursión por Jesús del Gran Poder y el antiguo cine Ideal frente a la Casa de las Sirenas. A Hombre de Piedra se trasladó Juan José Asenjo cuando la edad lo convirtió en arzobispo emérito. Ahora está en Sigüenza, su patria chica, ciudad castellana con catedral cuyos paisajes aparecían en dibujos que tenía en su casa el arquitecto Luis Marín de Terán, muchos años vecino de esta calle Hombre de Piedra.

Por Santa Clara se ve la iglesia de san Lorenzo. Es la calle donde nació el poeta Rafael Montesinos el 30 de septiembre de 1920. La calle que tantas veces recorrimos con nuestros hijos camino del colegio. Unas veces cogíamos por Guadalquivir, otras por Álvaro de Bazán, la esquina donde vivió Antonio el Bailarín. Vas viendo a gente que conoce muy bien la ciudad y le han dedicado hermosos libros: Eduardo Osborne, Álvaro Pastor.

Regreso por Lumbreras. Luis Miguel Martín Rubio está en el palco de la espumosa. Por Lumbreras no pierden detalle Francisco Vélez, presidente del Consejo de Cofradías, y Manuel Soria, párroco de Santa Ana, el mejor guía para conocer las entrañas de Jerusalén. Junto a la Norte Andaluza está Francisco Ortiz, el deán de la Catedral que predijo la lluvia del Corpus. Y en la Alameda, ya de vuelta, Antonio Rodríguez Babío, delegado de Patrimonio Artístico de la diócesis, predicador de la novena de la Reina de Todos los Santos.

Han pasado siete meses y una semana desde el Domingo de Ramos. Procesiones de otoño. Un pregonero por la calle Lumbreras, Enrique Casellas; otro por Peris Mencheta, Enrique Henares. Con sus cirios de hermanos completarán esta estampa cernudiana de siglos en horas Pablo Borrallo en un texto con ilustraciones de Teresa Guzmán. David ha apuntado el nombre del libro en un papel: ‘Ocnos’, de Luis Cernuda. Variaciones sobre tema sevillano. Cierran la puerta del templo. Misión cumplida, pensará Joaquín de la Peña, sochantre y hermano mayor.

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