Félix Bolaños junto a la tribuna principal del acto.

Félix Bolaños junto a la tribuna principal del acto. / Juan Carlos Hidalgo / EFE

SUSANA Díaz fue la primera presidenta de la Junta de Andalucía que incluyó en su protocolo el saludo a sus consejeros, ella bajaba de ese estrado imaginario que construyen las jerarquías para dar la mano, uno por uno, a sus compañeros del Ejecutivo. Todo muy sencillo. Juanma Moreno ha elevado la importancia de este rito, y hasta los edecanes mandan a formar a sus consejeros mientras el presidente desciende por las escaleras del palacio de San Telmo para dar mayor solemnidad a lo que antes carecía de importancia. En efecto, de una sencillez cartujana.

La construcción de la España de las autonomías tiene más de autoconstrucción que de diseño prefijado, los primeros gobiernos autonómicos expandieron competencias sobre un terreno resbaladizo que la Constitución no había previsto. Los catalanes y vascos elevaron las figuras del molt honorable y del lehendakari hasta posiciones de jefes de Estado en sus territorios, y todos los demás fueron llegando después en esta dinámica de mimetización de las comunidades autónomas con aquellas que, pomposamente, habían adquirido la condición de históricas.

Y de esta guisa hemos llegado a la celebración del Dos de Mayo de 2023, cuando la presidenta de la región menos singular del país ha puesto de rodillas a un ministro de España. No es la primera, más bien la última en una tradición que inauguró Cataluña con sonoros desplantes al Rey.

Más allá de la chulería madrileña con la que ambos gatos se han disputado la festividad, la celebración sigue la nueva estela de entronización de los presidentes autonómicos, incluida en esta ocasión un desfile militar. No hay mejor forma de dorar la pompa que rodearse de uniformados, y me malicio que desde Andalucía se terminará por solicitar o un cuerpo de policía autonómica o una mayor competencia sobre los guardias que cuidan San Telmo. También nos hace falta una banda de música.

En este contexto, no es caprichoso que el Ministerio de Defensa suspendiese la parada militar de homenaje a Daoiz que todos los años se celebra en la sevillana Plaza de la Gavidia, cerca de donde nació este héroe del Dos de Mayo. Ante la cercanía de las elecciones municipales, alguien, quizás la propia ministra Margarita Robles, quiso evitar los apuros de protocolo y se llevó el acto a la base militar del Copero.

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