la priostía

La dignidad como la mejor obra en el Museo

  • La hermandad del Lunes Santo ha apostado por apoyar dos proyectos que tienen que ver con las personas en riesgo de exclusión social

Es fácil juzgar a los demás sin conocerlos, lo arriesgado es acercarse a quienes están desprovistos de influencia y riqueza e interesarse sinceramente por ellos. En la Hermandad del Museo tienen muy presente la importancia de la dignidad para sentirse persona. Varios de los miembros de la actual Junta están comprometidos con una labor callada y necesaria que se abre en la parroquia de San Vicente Mártir, y eso imprime cierto carácter. Levántate y anda, la orden que Jesús da a Lázaro, da nombre a este proyecto de la parroquia.

Un par de noches a la semana, una serie de voluntarios reparten mantas y comida o bebida a los sin techo. Es una excusa para conocerlos y un primer contacto para, en cierto modo y siempre que lo acepten, ayudarles a salir de esa situación de exclusión. Cuando ya se ha establecido un contacto casi cotidiano, se les muestra la posibilidad de ser ayudados. "En este sentido, a muchos se les acompaña a trámites burocráticos o sanitarios y a resolver situaciones tan cotidianas como comprar unas gafas porque no ve. Son personas que muchas veces necesitan ser escuchadas sin sentir que las están juzgando por sus circunstancias", explica Carmen Angeniles, diputada de Caridad de la Hermandad del Museo.

"No sé trata sólo de una aportación económica, sino de tiempo e incluso de las habilidades profesionales de algunos de los voluntarios", afirma. Estar cerca de los que la sociedad aísla y margina es también el objetivo de otra de las iniciativas que apoyan en la hermandad del Museo. Se trata de la Fraternidad Madre de Dios en La Puebla del Río, conocida como Onuva.

Esta institución recoge a aquellas personas que tienen una enfermedad y o bien no tienen familia a la que acudir o esta o puede hacerse cargo de ellos. De hecho, algunos a los que se ayuda con Levántate y anda han terminado viviendo en Casa Onuva, porque a la calle se llega por diversos motivos, pero en muchas ocasiones hay algo en el entorno o en el interior de esas personas que no funciona correctamente.

El centro está gestionado por la comunidad Anav o Fraternidad de la Madre de Dios y atienden las necesidades diarias de manutención, aseo, tratamientos médicos, traslado y acompañamiento a centros asistenciales y mucho más, de 35 residentes, la mayoría con importantes deficiencias físicas o psíquicas, que no tienen cabida en ninguna otra institución, ni pública ni privada.

La Comunidad del Anav adquirió la finca Onuva, situada en Cañada del Juncal de La Puebla del Río, en agosto de 1974. En un primer momento, acogió a niños de familias desestructuradas o con escaso apoyo familiar.

Al hacerse cargo la administración pública de estas realidades, se centraron en otro tipo de marginaciones. Así nace el Hogar Onuva, un centro destinado a la asistencia a hombres y mujeres en estado de empobrecimiento (en régimen de residencia) y para los casos en los que la administración pública no da respuesta inmediata o no existe la respuesta concreta.

Actualmente se atiende a jóvenes con discapacidades psíquicas, personas sin hogar, inmigrantes con discapacidades crónicas y a todas aquellas personas abandonadas. Su nombre original (Anav) proviene del Antiguo Testamento y significa los pobres de Yhavé, pero comenzó a llamarse Onuva por la dificultad de su pronunciación. Su vida comunitaria está basada en el estilo de ida de las primeras comunidades cristianas, al servicio de los pobres y bajo la guía de la Virgen María.

Por supuesto, la Hermandad del Museo también contribuye al economato de las hermandades del casco antiguo. Dentro de la acción social de esta cuaresma de las hermandades del Lunes Santo, ha ayudado al Centro de Educación Especial Patronato San Pelayo y a Red Madre.

Dentro de la acción social conjunta de las hermandades del Lunes Santo, El Museo colabora con una aportación de la novena parte del importe de la ayuda especial que dos veces al año, en las vísperas de la Semana Santa y de la Navidad, se entrega a los proyectos seleccionados de entre los que las propias hermandades del día presentan y que por su cuantía superan las posibilidades de afrontarlos en solitario y requieren la solidaridad del resto.

Además, esta nueva junta que tomó posesión en noviembre conserva algunos proyectos de la anterior como el reparto de alimentos de la Cruz roja. Además, la diputada de caridad, Carmen Angelines afirma que tiene abierta la puerta de su despacho para la atención a los hermanos.

Además, existe una Bolsa de Voluntariado que recoge la inquietud de los hermanos que deseaban practicar el voluntariado en diversos proyectos de carácter social en los que la hermandad está implicada. Para ello se estudia el perfil personal y profesional de cada uno de ellos para derivarlos a colaborar con el proyecto que más les interesa .

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