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Etapa 2 del Camino Primitivo: Grado-Salas | Por los valles del Narcea y del Nonaya

La bonita villa medieval de Salas es la meta de esta segunda etapa del Camino Primitivo.

La bonita villa medieval de Salas es la meta de esta segunda etapa del Camino Primitivo. / Emilio J. De los Santos

La segunda etapa del Camino Primitivo es algo más corta que la primera, con un perfil que sigue estando marcado por las subidas y las bajadas en su mayor parte. El Alto del Fresno protagoniza la primera mitad de jornada, con un ascenso que no es poca cosa y una bajada que puede hacerse pesada. No obstante, lo más interesante nos lo encontraremos en los valles de los ríos Narcea y Nonaya.

La salida de Grado sigue en todo momento la N-634. Precaución porque el ajetreo de coches es importante y pasaremos por una zona con algunos polígonos industriales con transportistas entrando y saliendo. A 1,5 kilómetros del albergue municipal, pasada una gasolinera, la carretera da un giro amplio a la derecha. Nosotros seguiremos de frente por calle La Podada de Arriba.

La subida al Alto del Fresno marca la primera parte. Casi siempre vamos por asfalto. La subida al Alto del Fresno marca la primera parte. Casi siempre vamos por asfalto.

La subida al Alto del Fresno marca la primera parte. Casi siempre vamos por asfalto. / Emilio J. De los Santos

A los pocos metros dejamos ya atrás las casas y enfilamos una pista de cemento en fuerte ascenso. Es un repecho para entrar en calor. Cuando la inclinación se relaje, pasamos sobre un ramal de incorporación a la autovía A-63 por un puente. Esta infraestructura nos va a acompañar durante casi toda la etapa. De hecho, su construcción afectó mucho al trazado original de esta ruta.

Iniciamos otro pronunciado ascenso. Damos con el cruce que lleva a San Juan de Villapañada, localidad apartada un kilómetro que cuenta con albergue de peregrinos. La encrucijada nos deja claro hacia dónde ir: el Camino sigue de frente, en subida por la pista de asfalto.

El ascenso al Alto del Fresno nos dejará unas bonitas panorámicas de la zona. El ascenso al Alto del Fresno nos dejará unas bonitas panorámicas de la zona.

El ascenso al Alto del Fresno nos dejará unas bonitas panorámicas de la zona. / Emilio J. De los Santos

Desde Grado hasta el Alto del Fresno son 300 metros de desnivel en cinco kilómetros. El suelo que pisaremos será cómodo. Arriba del todo, podremos ver la Ermita de Nuestra Señora del Fresno. Lo más pesado va a ser la bajada: perdemos unos 200 metros en 2,5 kilómetros.

La mayor parte de la bajada sigue una antigua pista empleada para la construción de la autovía. La mayor parte de la bajada sigue una antigua pista empleada para la construción de la autovía.

La mayor parte de la bajada sigue una antigua pista empleada para la construción de la autovía. / Emilio J. De los Santos

El descenso sigue una amplia pista que se usó para la construcción de la autovía que nos viene acompañando. El paisaje del Valle del Narcea que tenemos ante nosotros compensa este tramo un tanto molesto. Un giro a la derecha rompe la monotonía y nos acerca a la Fuente de La Meredal para acto seguido cruzar la A-63 por otro paso elevado.

Un hórreo asturiano en San Marcelo. A diferencia del gallego, suelen de planta cuadrada y más grandes. Un hórreo asturiano en San Marcelo. A diferencia del gallego, suelen de planta cuadrada y más grandes.

Un hórreo asturiano en San Marcelo. A diferencia del gallego, suelen de planta cuadrada y más grandes. / Emilio J. De los Santos

El desnivel negativo se pronuncia para entrar en San Marcelo, una bucólica aldea con unas casas y hórreos típicos. La calle que atraviesa la población desemboca en una carretera local. Justo antes de llegar a la glorieta del fondo, las flechas amarillas nos sacan al prado de la izquierda.

 

Una pradera antes de llegar a la pasarela que cruza el Arroyo del Fresno. Una pradera antes de llegar a la pasarela que cruza el Arroyo del Fresno.

Una pradera antes de llegar a la pasarela que cruza el Arroyo del Fresno. / Emilio J. De los Santos

Así alcanzamos la Pasarela de La Meredal, por la que cruzamos el Arroyo del Fresno y, después, viramos a la derecha atravesar las dispersas casas de La Reaz y acceder a Santa Eulalia de Dóriga. Al avanzar entre sus casas, damos con un cruce, doblamos a la derecha. Vemos la parroquia del pueblo y atravesamos la carretera local para conectar con otra pista. 

Parroquia de Santa Eulalia de Dóriga Parroquia de Santa Eulalia de Dóriga

Parroquia de Santa Eulalia de Dóriga / Emilio J. De los Santos

El camino nos hace pasar bajo el viaducto de la autovía. Dejamos el camino principal para seguir una trocha en descenso por una zona con abundante vegetación. Terminamos este tramo rodeando el perímetro de una explotación ganadera que nos conduce a Casas del Puente y el cementerio de Dóriga. Aquí comenzamos a seguir la carretera AS-15.

El recorrido nos sorprende de vez en cuando con algunos tramos por densos bosques. El recorrido nos sorprende de vez en cuando con algunos tramos por densos bosques.

El recorrido nos sorprende de vez en cuando con algunos tramos por densos bosques. / Emilio J. De los Santos

Nos mantenemos en el arcén algo más de un kilómetro hasta un amplio cruce. Tomamos la izquierda, en busca del Merendero de La Rodriga.  A continuación, hay que cruzar el Río Narcea por el largo puente que veremos justo delante. La N-634 también va por él, pero hay aceras.

Cruzando el Río Narcea. Cruzando el Río Narcea.

Cruzando el Río Narcea. / Emilio J. De los Santos

La mitad de esta etapa la marca la localidad de Cornellana, principal municipio intermedio de la ruta. Cuenta con todos los servicios a pie de carretera. Es un punto ideal para hacer un breve descanso. Esta localidad es conocida tanto por el salmón como por el pan preñao (un bollo relleno de chorizo).

Monasterio de San Salvador de Cornellana. Monasterio de San Salvador de Cornellana.

Monasterio de San Salvador de Cornellana. / Emilio J. De los Santos

Para salir de Cornellana hay que dejar la carretera nacional en el cruce con la calle José María Caballero. Una flecha en la esquina nos lo dejará claro. Caminamos de frente para superar por un puente el Río Nonaya. Al otro lado, tenemos el impresionante Monasterio de San Salvador de Cornellana, principal hito de esta etapa. La construcción originaria data del siglo XI y es de estilo románico, aunque actuaciones posteriores le añadieron elementos barrocos. Actualmente, se encuentra en proceso de restauración tras permanecer abandonado durante el último tercio del siglo XX.

El camino da una ligera vuelta para ofrecer una buena panorámica del Monasterio de San Salvador. El camino da una ligera vuelta para ofrecer una buena panorámica del Monasterio de San Salvador.

El camino da una ligera vuelta para ofrecer una buena panorámica del Monasterio de San Salvador. / Emilio J. De los Santos

El Camino rodea el perímetro monacal. Unos metros más adelante, las marcas nos desvían por un carril asfaltado (SL-7) que sube a la derecha. Desde aquí tendremos una panorámica estupenda de todo el conjunto de San Salvador de Cornellana. Tras unos pasos, volvemos a atravesar por un paso inferior la autovía A-63.

Una trocha en el paraje de Ricabo. Una trocha en el paraje de Ricabo.

Una trocha en el paraje de Ricabo. / Emilio J. De los Santos

La siguiente localidad que visitamos es Sobrerriba, con muchas casas dispersas. Tras esto, la ruta vuelve a subir un poco para internarse en un bonito bosque. Este paraje se conoce como Ricabo. Nos aislamos de la civilización un rato hasta que, ya en bajada, llegamos a la Cantera de la Cuesta.

Valle del Río Nonaya. Valle del Río Nonaya.

Valle del Río Nonaya. / Emilio J. De los Santos

Ahora vamos a recorrer el Valle del Nonaya. Se trata del tramo más agradable de esta etapa. Eso sí el paisaje va a presentar una tónica muy similar durante varios kilómetros: montañas bajas delimitando la depresión, el río a nuestra derecha y la carretera nacional con la A-63 más allá. El perfil se relaja mucho, pero será un falso llano, es decir, casi sin darnos cuenta iremos subiendo poco a poco hasta llegar a Salas.

Puente de piedra antes de Casazorrina. Puente de piedra antes de Casazorrina.

Puente de piedra antes de Casazorrina. / Emilio J. De los Santos

Manteniéndonos siempre en el camino principal, pasamos las aldeas de Llamas y Las Chamargas. Un pequeño quiebro a la derecha atraviesa un arroyo y visitamos Quintanas con su Iglesia de Santiago. El sendero vuelve a mejorar ahora. A dos kilómetros y, tras un pequeño puente de piedra, está Casazorrina. Esta población es algo mayor y ya es la antesala de nuestra meta, pues sólo restan ya tres kilómetros. 

Pasarela de La Debesa Pasarela de La Debesa

Pasarela de La Debesa / Emilio J. De los Santos

En la segunda calle, doblamos a la izquierda para dejar atrás el pueblo y buscar la Pasarela de La Debesa. La próxima bifurcación se toma a la derecha para atravesar con mucho cuidado la N-634. Al poco, ya empezamos a ver las primeras edificaciones de Salas. 

Atravesamos la rotonda de la antigua Nacional de frente, para tomar un paseo fluvial de tablas que termina cruzando el Río Nonaya. Al otro lado, está el Paseo de la Veiga del Rey y, a muy pocos metros, el albergue municipal.

Panorámica de Salas. En la próxima etapa, el recorrido atraviesa las montañas que vemos al oeste. Panorámica de Salas. En la próxima etapa, el recorrido atraviesa las montañas que vemos al oeste.

Panorámica de Salas. En la próxima etapa, el recorrido atraviesa las montañas que vemos al oeste. / Emilio J. De los Santos

Salas cuenta con un interesante patrimonio gracias a su pasado como importante villa medieval. En pleno centro, destaca el conjunto formado por una torre del siglo XIV y el Palacio Valdés Salas del siglo XVII, unidos por un puente adornado con escudos. El palacio presenta con dos torreones, patio central y capilla. Se puede visitar también el Museo Prerrománico de San Martín, con detalladas maquetas de la antigua villa. Además, hay que dedicarle un rato a la Colegiata de Santa María la Mayor, del siglo XVI, donde está el mausoleo del fundador de la Universidad de Oviedo, Fernando Valdés Salas.

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